Por culpa de creencias que no nos hacen ningún bien, tenemos una falsa idea implantada y pensamos que solo podemos ...
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Por culpa de creencias que no nos hacen ningún bien, tenemos una falsa idea implantada y pensamos que solo podemos disfrutar nuestras relaciones sexuales si hay penetración de por medio. Por culpa del coitocentrismo, creemos que todas las prácticas en las que no haya el coito en sí no son una relación sexual como tal y, la verdad, no hay nada más alejado de la realidad.
Salir de nuestra zona de confort y atrevernos a experimentar nuestra sexualidad no es algo fácil, pero no por ello vamos a renunciar a nuevas sensaciones, ¿no? Así que, aquí van 5 pasos para disfrutar del sexo sin penetración:
Prepara el ambiente
Enciende un par de velas aromáticas, pon un poco de música que les ayude a entrar en materia y prepárense para disfrutar de nuevas experiencias. Lo que en un encuentro con penetración sería el aderezo, en estos juegos pasa a ser el plato fuerte, y por eso son tan importantes. Recuerda que aquí está todo permitido excepto el coito.
Sube la temperatura con un buen masaje
¿Qué mejor idea para comenzar a subir la temperatura que un buen masaje erótico, ideal para relajar las presiones del día? Primero, pon un par de gotas del aceite en tus manos y extiéndelo a lo largo de toda la espalda de tu pareja, realizando caricias suaves. Luego, poco a poco, ve bajando desde su espalda a sus muslos y sigue acariciándolx e suavemente. Repite esto hasta que quieras pasar al siguiente nivel.
Juego de las ataduras
No, no solo se trata de atar. Este juego va un poco más allá. Se trata de privarle de los sentidos de la vista y del tacto. Juega con el antifaz y tápale los ojos... que no sepa dónde estás. Luego, toma unas cintas y amárrale las manos de tal manera que no pueda tocarte. Ahora que no sabe dónde estás, ¡es el momento de jugar!
Toma unas plumas y pon a prueba sus sentidos. Acaricia su cuello, sus orejas, su espalda, su abdomen... ¡Ha llegado el momento de elevar el placer! Usa un mini vibrador versátil y potente como Bali y recorre su cuerpo. Juega con las zonas más sensibles de tu pareja hasta que estalle de placer.
Recuerda que todo esto debe ser con el consentimiento de ambxs.
Sexo oral a ciegas
Tápale los ojos a tu pareja y comienza a recorrer todo su cuerpo, puedes hacerlo con tus manos, tu lengua o tu boca. Es momento de darle protagonismo a los genitales: regálale a tu compi de juegos una muy placentera sesión de sexo oral.
Masturbación
Y para llevar a tu pareja al clímax, lo mejor es incluir unos vibrantes juguetitos para que disfruten mucho más de este juego.
Si tu pareja tiene pene, prueba con el masturbador Limbo, te aseguramos que le regalarás una experiencia fuera de este planeta.
Con Limbo podrás estimular, mediante vibración, el glande y el tronco del pene, sin olvidarte de los testículos. 😏
Y si tu pareja tiene vulva, sin duda debes probar el maravilloso succionador de clítoris Mambo, para regalarle a tu compi de juegos orgasmos super intensos.
Este también es fácil de utilizar: primero aplica una gotita de lubricante a base de agua en el clítoris de tu compi y, acto seguido, coloca la boquilla del succionador encima del clítoris. Lo siguiente es que juegues y vayas aumentando la potencia hasta verla vibrar.
ATENCIÓN: No tardará mucho en explotar de placer. En tus manos queda seguir o no jugando ;)
Exploren juntxs los juegos sin penetración y abran sus mentes para ventilar los tabúes de la sexualidad.
Vamos a explicarte, en 8 sencillos pasos, cómo llevar a una persona con pene hasta el clímax con tus propias manos:...
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Vamos a explicarte, en 8 sencillos pasos, cómo llevar a una persona con pene hasta el clímax con tus propias manos:
Paso 1
Lo más importante: lubrica bien tus manos. A la mayoría de personas les resulta molesto las caricias en su pene si todo está… seco. De la misma forma que ocurre con las vulvas, los penes requieren de lubricación para disfrutar al máximo. Si no lo tienes ya, puedes encontrar un buen lubricante a base de agua aquí.
Paso 2
Acaricia suavemente sus mandarinas con la yema de los dedos. Empieza muy despacio, e intenta mantener el contacto visual con tu pareja sexual. Esta es una de las zonas más sensibles de su cuerpo, verás cómo lo disfruta.
Paso 3
Ahora, mientras con una mano acaricias sus testículos, desliza suavemente dos dedos hacia arriba y hacia abajo, a lo largo del tronco del pene. Recuerda, intenta mantener siempre el contacto visual directo con sus ojos. Tu pareja enloquecerá.
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Paso 4
Sujeta la base del pene firmemente y rodea el glande, comúnmente conocido como la puntita, haciendo movimientos en círculos con la palma de la mano. Si fuese necesario, añade un poco más de lubricante para no dañar el glande, verás cómo disfruta.
Paso 5
Luego, pon la mano en el glande y deslízala a lo largo del tronco del pene, hacia abajo. Antes de que tu mano llegue a la base, sube la otra mano hasta la punta y repite el mismo movimiento hacia abajo. Ve repitiendo estos movimientos de forma sincronizada (en la medida de lo posible), como si utilizaras tus manos para subir por una cuerda.
Paso 6
Para cambiar un poco, impregna tus manos con lubricante y, con las palmas bien extendidas, frota el tronco del pene como si se tratara de un palo con el que buscas encender un fuego.
Ve aumentando poco a poco la velocidad y la fuerza, pero sin pasarte, no sea que le hagas daño...
Paso 7
¡Prepáralo para el orgasmo! Y céntrate en su glande. Con una mano, frota la cabeza del pene con movimientos circulares, prestando mayor atención al frenillo.
Para ayudarnos, podemos utilizar como “apoyo” la otra mano y sujetar la base del pene para que este no se mueva.
Si quieres que disfrute de una experiencia aún más intensa, prueba con un huevo Tenga Egg. Estos huevos masturbadores de silicona son ideales para estimular el glande del pene. Si quieres ser un poco más traviesx, véndale los ojos. Enloquecerá de placer, y no sabrá adivinar qué diablos le estás haciendo.
Paso 8
Si quieres matarlx de placer, coloca al potente Bali en la parte inferior del escroto, entre el ano y los testículos, mientras con tu otra mano le masajeas el tronco del pene.
★ BONUS TIP
Si tu pareja sexual es aventurerx y quiere experimentar el máximo placer, solo falta una cosa: estimular su ano o su próstata durante la masturbación. Para lxs principiantes, te recomendamos utilizar tu dedo o un plug anal pequeño como Pim. Para quienes ya tienen experiencia, sin duda plug Pum.
Recuerda: el ano no lubrica, así que equípate bien con un lubricante anal o podrías hacerle daño.
Por último pero no menos importante:
Manos limpias y lubricadas... ¡Siempre!
Vamos a explicarte, en 6 sencillos pasos, cómo llevar a una persona con vulva hasta el clímax con tus propias manos...
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Vamos a explicarte, en 6 sencillos pasos, cómo llevar a una persona con vulva hasta el clímax con tus propias manos. ¡Dar placer no tiene precio!
Paso 1: Para llevar a una persona con vulva al clímax, hay que ir de menos a más
Lo primero que debes tener en cuenta es qué NO hacer. Es recomendable no empezar yendo directamente al clítoris, así, al ahí se va... Dejarlo para el final, a veces, es la mejor opción. El porqué es muy sencillo: el clítoris tiene más de 10,000 terminaciones nerviosas. Si lo estimulas desde el principio vas a “quemar” el resto de sensaciones, e incluso podría ser molesto. Si empiezas directamente con el clítoris, cuando quieras estimular los labios mayores, por ejemplo, el efecto wow no será el mismo. Es aconsejable ir siempre de menos a más, intentar no arrancar en frío, para luego ir subiendo el ritmo progresivamente.
Si quieres, puedes añadir un toque extra de diversión con un aceite de masaje por las piernas. Ayudará a estimular y calentar motores.
Paso 2: Estimular el clítoris despacio
¡Manos a la obra! De abajo hacia arriba: comienza por la parte interior de los muslos. Sí, sí, esta zona tiene un montón de nervios que estimulan el clítoris indirectamente. Acaricia suavemente sus muslos sin llegar a tocar sus genitales. Así su mente irá entrando en materia.
Un juguete como Bali es ideal para estimular con suaves vibraciones la parte interior de los muslos. Recuerda que queremos ir de menos a más, así que en este paso empezaremos con la velocidad mínima.
Paso 3: Tocar la zona para subir la temperatura
Ahora que ya has recorrido sus piernas y has llegado al comienzo de los labios mayores, puedes estimular su parte inferior. Mueve tus dedos en círculos y ve aumentando el ritmo, pero recuerda: ¡ve despacio! Así conseguirás subir la temperatura y que enloquezca.
Labios mayores y cómo estimularlos.
También puedes utilizar a Bali aquí, frotándolo en la zona marcada en rojo con suaves movimientos. Si lo deseas puedes subir la vibración un puntito. Esto ya empieza a calentarse...
Paso 4: Adentrarse en la zona
Ahora es el turno de los labios menores. Con tus dedos, sube, da algunas caricias y, cuando bajes, vuelve a rodear la entrada de la vagina. Repite este paso hasta que sea el momento de subir de nivel.
Labios menores y cómo estimularlos.
Paso 5: Momento para el clítoris
¡Ahora sí es hora de atacar el clítoris! Este es el órgano que disparará al orgasmo, con eventualmente, la ayuda de su zona G.
Haz círculos, cuadrados, o incluso el abecedario si quieres, en todas las zonas posibles del clítoris. El clítoris tiene diferentes zonas sensibles y esto depende de cada persona, así que ¡aventúrate a descubrir qué vuelve loca a tu pareja!
No te olvides del clítoris ;)
Ahora, levanta ligeramente el capuchón que “esconde” el glande del clítoris. Haz toques rápidos en su clítoris con la punta de tus dedos o con la punta especialmente diseñada de Cala.
Paso 6: Estimular la zona G
Ahora, que vea las estrellas: con las manos limpias, introduce uno o dos dedos en la entrada de su vagina. ¡Cuidado con las uñas! Procura que siempre estén cortas. Ahora sí, utiliza un buen lubricante a base de agua para que tus dedos no dañen la vagina al entrar. Solo hará falta que introduzcas dos falanges del dedo, no más. Si lo deseas, también puedes utilizar un juguete como Genio, específicamente diseñado para estimular la zona G.
Genio, vibrador para estimular la zona G.
Luego, presiona con suavidad la pared frontal de su vagina, haciendo el gesto de “ven aquí". Notarás una zona un poco más rugosa que el resto... Eso es su zona G, la mejor aliada del clítoris y de sus orgasmos. Intenta sincronizar el movimiento de tus dedos con su respiración y nunca dejes de estimular esta zona. Tu pareja sexual verá las estrellas, garantizado.
Cómo estimular la zona G con los dedos.
Y recuerda:
No pierdas el ritmo, superimportante. ¿Y por qué no? Varía, juega, alterna.
Cuidado con los movimientos bruscos, ve subiendo progresivamente.
Uñas cortadas, manos limpias y lubricadas... ¡Siempre!
Pero sobre todo... ¡Pregunta! No hay nada más erótico que comunicar y compartir deseos sexuales.
Productos ideales para estimular el clítoris:
¿Te ha pasado alguna vez que te han dado un azote bastante fuerte y, muy lejos de enfadarte, has acabado queriendo ...
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¿Te ha pasado alguna vez que te han dado un azote bastante fuerte y, muy lejos de enfadarte, has acabado queriendo más? ¿Por qué?
Hay una manera científica de explicarlo y lo haremos de la forma más sencilla: la dopamina (la hormona del bienestar y felicidad) se libera cuando tenemos mucho placer y, también, cuando nos sometemos al dolor. Entonces, esto quiere decir que hay una barrera muy fina entre el placer y el dolor.
Después de darle una oportunidad al BDSM no podrás parar
En esto se centra el BDSM. Se trata de conocer nuevas formas de disfrutar de manera sexual a través de ataduras, azotes, roles de dominación y sumisión, mordiscos, castigos...
Y, en este artículo, aprenderás a sacarle partido a una de las siglas del BDSM: la B de bondage. Es una práctica erótica que consiste en inmovilizar a la pareja usando cuerdas, telas, corbatas, esposas... Aquí, el juego del placer está en la vulnerabilidad de la persona sumisa, en la presión de las cuerdas y su roce con zonas... picantonas. A continuación, conocerás lo que necesitas para amarrar bien a tu pareja sexual.
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¿Qué necesito para practicarlo?
Seguridad: lo primero es lo primero y, antes de aventurarte a atar, debes tener muy en cuenta qué cosas debes hacer y qué cosas no:
No ates muy fuerte las cuerdas.
Nada de atar el cuello.
Ten unas tijeras a mano por si la persona que está atada se agobia y quiere parar.
Ten una palabra clave para parar el juego. Es decir, si se pronuncia “ornitorrinco”, por ejemplo, el juego se para ¡DE INMEDIATO!
No realices suspensiones si no tienes experiencia.
Vigila el tiempo que la persona está atada en una misma postura... Podrías hacerle un daño no deseado.
Cuerdas: ahora sí, ya tienes todo el tema de seguridad controlado, ¡es hora de comenzar! Hazte con unas cuerdas para atar o que te aten ;)
Lo ideal es que sean largas, pero no demasiado... Es decir, de 3-5 metros para que no se acaben enredando entre ellas.
Que tengan 5-8 mm de ancho. Si son muy anchas, se te será más difícil manejarlas y hacer nudos con ellas.
Puedes escoger el material que prefieras. Entre fibras naturales o sintéticas. Lo que debes de tener en cuenta es la textura: si quieres que sean suaves o más bien ásperas.
Antifaz: Sí sí, puedes practicar el bondage sin un antifaz, pero... ¿y lo que mola privarle la vista a tu pareja mientras está atad@ a tu merced? Os recomendamos este antifaz de satén para hacer vuestros juegos mucho más picantes.
¡Manos a los nudos!
Ahora que ya sabes qué necesitas para jugar, es hora de aprender cómo inmovilizar a tu pareja. Te explicamos cómo hacer el nudo conocido como 'As de guía' para que te adentres en este mundo del bondage:
1. Toma la cuerda a unos 40 cm de la punta y haz un aro, pasando el lado corto por delante.
2. Luego pasa la punta de la cuerda por dentro del aro (entrando desde detrás) y haz que salga por delante.
3. Pasa la punta por detrás del lado largo.
4. Gira la punta, entra por el aro y.. voilà! Nudo hecho, sumis@ atad@.
Vídeo resumen sobre cómo iniciarse en BDSM
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Esperamos que hayas aprendido mucho, que hayas tomado nota y, ahora, ¡a amarraros!
Cuando pensamos en las técnicas para mejorar las relaciones sexuales, solemos pensar en el sexo oral, en posturas d...
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Cuando pensamos en las técnicas para mejorar las relaciones sexuales, solemos pensar en el sexo oral, en posturas de impacto, en cumplir las fantasías de nuestra pareja... pero no pensamos en el poder de las palabras. El dirty talk - o hablar sucio - es algo que pocas personas se han planteado que podría (y, de hecho, puede) mejorar la intimidad con su pareja.
Según el autor del libro Passionista, Ian Kerner: “Decir o escuchar frases calientes estimula la transmisión de la dopamina, que juega un gran rol en la excitación sexual”. Es decir, lejos de hacer el ridículo, mencionar lo que te gustaría hacerle a tu pareja o que tu pareja te hiciese, de manera sensual, acelera los motores de l@s dos antes y durante el acto.
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Por eso, te presentamos el paso a paso para que te acabes convirtiendo en especialista del arte de hablar sucio en la cama:
Paso 1 - Fuera de la cama: puedes empezar con algo no muy subido de tono. Preguntarle a tu pareja si ha estado pensando en ti, con un tono picarón, suele ser muy excitante si lo susurras al oído.
Paso 2 - Si te sigue el juego: si tu pareja responde con un “Sí” rotundo, es ahí, querid@, cuando - con tu mejor voz seductora - le preguntas: “Exactamente... ¿en qué has estado pensando?”
Paso 3 - Sube la temperatura: ha llegado la hora de... jugar un poco más. Aquí dependerá mucho de lo a gusto que te sientas... Puedes probar a decirle algo muy directo como “Quiero tu ___ en mi ___”. Pero, si eres principiante y quieres ir más... poco a poco, piensa en vuestra última noche y dile lo que te gustó más. Esto ayudará a crear el ambiente y le dará una pista muy directa a tu pareja de lo que te traes entre manos.
Paso 4 - ¿Pasamos a la acción?: La idea no es que el dirty talk sustituya a la acción, sino que ¡queremos ambas cosas! Pregúntale dónde quiere que le toques o dónde desea tocarte. De esta forma, si tu pareja es más experta en el arte de las frases calientes se atreverá a hablar. Ve dando pequeños pasitos, ¡poquito a poquito, seguros y sexys!
Paso 5 - Fuera ropa... ¿y ahora que?: este es el mejor momento para sacarle partido a las frases subidas de tono. Hazle saber que te gusta lo que está haciendo, proponle - con voz sensual - qué quieres que te haga o lo que te mueres por hacerle, prueba con sonidos (como los gemidos, suspiros, grititos...), confiésale alguna fantasía o algo nuevo que te apetezca probar... Dale rienda suelta a la creatividad y mima, con palabras, a tu pareja.
OJO: Recuerda que el dirty talk no es cuestión de faltaros el respeto, sino un juego que se incorpora durante el sexo. Así que, si alguna palabra llega a ofenderte, díselo a tu pareja.
...
Estos sencillos pasos te ayudarán a convertirte en especialista del dirty talk. ¡Que disfrutes!
Ni terminar en el hospital
Clásica tarde de desenfreno que coges y dices “Cari, vamos a la ducha”, mientras miras con ojos pícaros a tu pareja. Hasta aquí bien. El drama empieza cuando llegáis, os ponéis enfrente dentro de la ducha, el agua empieza a caer desde arriba, el pelo se te pone por toda la cara y empiezas a hacer movimientos extraños con la boca para no tragar agua. Tampoco se te ocurre cómo puedes ponerte para que la cosa funcione, porque no puedes abrir los ojos por culpa del agua. Fin de la sensualidad.
O no. Si sabes cómo montártelo, hacerlo en la ducha no solo puede ser posible, sino que puede ser hasta sencillo (en serio) y muy placentero.
Empecemos por la pregunta más fundamental:
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Ni terminar en el hospital
Clásica tarde de desenfreno que vas y dices “Corazón, vamos a la regadera”, mientras miras con ojos pícaros a tu pareja. Hasta aquí bien. El drama empieza cuando llegan, se ponen enfrente dentro de la regadera, el agua empieza a caer desde arriba, el pelo se te pone por toda la cara y empiezas a hacer movimientos extraños con la boca para no tragar agua. Tampoco se te ocurre cómo puedes ponerte para que la cosa funcione, porque no puedes abrir los ojos por culpa del agua. Fin de la sensualidad.
O no. Si sabes cómo, hacerlo en la regadera no solo puede ser posible, sino que puede ser hasta sencillo (en serio) y muy placentero.
Empecemos por la pregunta más fundamental:
¿¡Regadera o tina de baño?!
Cuestión básica. Ambas tienen sus pros y sus contras. Y es que, claro, durante un baño no hay riesgo de caídas; pero, a no ser que vivas en una mansión y tengas un jacuzzi, lo más probable es que dos personas quepan más bien justas en la tina.
Por otro lado, si deciden simplemente bañarse, tendrán más libertad de movimiento. ¿Que las caídas son una posibilidad? Sí, pero a eso venimos, a salvarte la vida. Vamos a decantarnos por el sexo durante el baño; porque damos por hecho que casi nadie aquí tiene un jacuzzi.
Sexo en la regadera
Medidas de seguridad básicas
Evitar una desgracia es tan fácil como ir a la tienda de la esquina, comprar un tapete antideslizante y ponerla en tu tina. Pon pececitos, un tapete normal, estrellitas de mar o lo que quieras, pero no se compliquen.
Lubricante
Otro punto crucial: el lubricante. Lo normal es pensar que el agua lubrica. Y no, más bien todo lo contrario: el agua NO lubrica. Es en la regadera cuando más falta hace. Tanto si usas condón (para evitar roturas), como si no lo usas.
Y ya te hemos hablado de los tipos de lubricante que existen y de cuáles son los más indicados para cada acto. En la regadera, te recomendamos que uses uno a base de silicona. ¿Por qué? No se diluyen en agua y tienen un efecto mucho más duradero. Eso sí, no los uses con juguetes sexuales de silicona, ¡ya que pueden dañarse!
Ahora sí: las posturas.
1. Sexo oral
Sabes que nos encanta el sexo oral, así que no podía faltar en la ducha. El mejor juego para practicar bajo el agua. Lo único que tendrás que evitar es que el chorro de agua te caiga continuamente sobre la cara, porque puede resultar bastante incómodo.
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2. ¡Contra la pared!
En las pelis, una persona agarra la otra y le rodea la cintura con las piernas; en la vida real, si haces esto, terminas con una rotura de cadera por ocho lados diferentes y la otra persona con un traumatismo craneoencefálico severo.
Nosotrxs te recomendamos que empecen jugando en la regadera de la siguiente forma: una persona se pone de frente a la pared, apoyando sus brazos en ella, mientras la pareja sexual la penetra desde detrás.
Nivel de dificultad: 2/5. Básicamente porque NADA en el baño tendrá un 1/5 de dificultad.
Riesgo de muerte: 1/5
3. El taburete
¿Has oído hablar de la importancia del reciclaje? Pues eso mismo vas a hacer con el taburete para el baño de tu abuela. Esta postura es sencilla. Una persona se sienta y la otra se coloca encima. De espaldas, de frente, como quieras. ¿Lo mejor? Que gracias a su simplicidad, permite que usen (fácilmente) juguetes sexuales, como la bala vibradora Neo Plus, que es sumergible y nos gusta casi tanto como lo que lo disfrutarás tú.
Nivel de dificultad: 1,5/5. Lo mismo que con la postura anterior, ninguna se va a llevar solo un 1.
Riesgo de muerte: 1/5
4. Posturas clásicas
Básicamente consiste en practicar posturas de toda la vida como el perrito o chica arriba, pero en la regadera. Ninguna posibilidad de caída, lo único que recomendamos es poner algo sobre el suelo de la regadera/tina para amortiguar la zona de la rodilla; si no, pueden terminar doliendo un poquito (muchísimo, doliendo muchísimo).
Nivel de dificultad: 2,5/5. Puede ser un poco resbaladizo el asunto, lo cual puede dificultar un poco que mantengan el ritmo.
Riesgo de muerte: 1/5
5. Arrodillados
Se trata de una de nuestras posturas favoritas para hacerlo en la regadera. Están muy cerquita, por lo que no pasarán frío. Además, al estar de rodillas, les será fácil mantener el equilibrio. Superíntima y cómoda, les permitirá disfrutar de bañarse como nunca.
Nivel de dificultad: 2/5.
Riesgo de muerte: 1/5
6. Estilo película
No podemos dejar esta postura fuera, por muy difícil que sea, más que nada porque es la primera en la que todo el mundo piensa cuando va con su pareja a bañarse. Es la postura que todxs queremos practicar cuando aún no lo hemos hecho en la ducha; y también es la postura que nos hace odiar el sexo bajo el chorro de agua después de intentarlo.
¿Que se puede realizar? Sí, claro. ¿Qué necesitamos? Dos acróbatas del Circo del Sol, una alfombra antideslizante pegada al suelo con Kola Loka y agua que no resbale en absoluto. Ahora en serio. Simplemente necesitarán una buena condición física y bastante equilibrio, al igual que cuando se realiza fuera del agua.
Nivel de dificultad: 4/5.
Riesgo de muerte: 2,5/5
7. Para estudiantes experimentadxs
Si ya crees que estás a otro nivel de sabiduría sexual y flexibilidad, y llevas haciendo yoga desde antes de que se pusiera de moda, puedes probar esta postura.
Nivel de dificultad: 5/5.
Riesgo de muerte: 3/5
...
Y bien, ¿te atreves a jugar en la regadera? O tal vez lo has hecho ya... Si es así, cuéntanos, ¿cuál es tu postura favorita?
Un día estás con tus compis y alguien menciona que se ha acostado con un empotrador. Y desde entonces buscas uno como loc@. Una noche vas a un bar, empiezas a hablar con un hombre alto, musculoso; y te dices “Este sí, este me empotra”. Pero luego nada, en la cama es una estrellita de mar. Puro atrezo. Dios le otorgó el físico propicio, pero no el don de empotrar. Y entonces te preguntas cómo reconocer a un buen empotrador, porque creías que podrías hacerlo, que sabrías verlo venir. PERO NO.
Y a eso venimos, a ayudarte en la medida de lo posible a identificar a un empotrador. Porque a veces es lo que buscamos, un empotrador que te deje medio muert@ a la mañana siguiente; con un dolor muscular que no cura ni el Voltarén, el Reflex ni un viaje a Lourdes de rodillas.
Identificar a un empotrador no es tarea sencilla; ya que no siguen ningún tipo de prototipo a nivel físico. Un empotrador puede ser alto, bajo, mediano, musculoso, fondón o delgado. Puede hasta ser pelirrojo, fíjate lo que te decimos. De todos modos, que no sea fácil no quiere decir que sea imposible.
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Un día estás con tus compis y alguien menciona que se ha acostado con un empotrador. Y desde entonces buscas uno como loc@. Una noche vas a un bar, empiezas a hablar con un hombre alto, musculoso; y te dices “Este sí, este me empotra”. Pero luego nada, en la cama es una estrellita de mar. Puro atrezo. Dios le otorgó el físico propicio, pero no el don de empotrar. Y entonces te preguntas cómo reconocer a un buen empotrador, porque creías que podrías hacerlo, que sabrías verlo venir. PERO NO.
Y a eso venimos, a ayudarte en la medida de lo posible a identificar a un empotrador. Porque a veces es lo que buscamos, un empotrador que te deje medio muert@ a la mañana siguiente; con un dolor muscular que no cura ni el Voltarén, el Reflex ni un viaje a Lourdes de rodillas.
Este artículo es totalmente humorístico y no pretende ofender a nadie. Aquí hablamos de empotradores desde el respeto y admiración que les tenemos y no pretendemos incomodar a nadie. Así que sigue leyendo solo si tienes sentido del humor y, sobre todo, ganas de encontrarte a uno de estos 😉
EMPOTRADORES, la guía definitiva
Identificar a un empotrador no es tarea sencilla; ya que no siguen ningún tipo de prototipo a nivel físico. Un empotrador puede ser alto, bajo, mediano, musculoso, fondón o delgado. Puede hasta ser pelirrojo, fíjate lo que te decimos. De todos modos, que no sea fácil no quiere decir que sea imposible.
Un empotrador no habla mucho
Un empotrador tiene ese toque misterioso de “El señor Grey la está esperando”. No será el típico que te cuenta su vida en la primera noche, y mucho menos lo bueno que es en la cama. Prefiere escuchar, conocerte, está cazando a su presa; mientras le cuentas lo mucho que te gusta tal grupo de música, está pensando en que al llegar a casa, pondrá un tema de ese grupo para que enloquezcas y se te caigan lo que sea que lleves puesto al suelo ipso facto.
Un empotrador tiene la mano firme
El empotrador solo interrumpirá tu acalorado discurso para decirte “Vamos a por una copa”, a modo meramente informativo. Te agarrará la mano con la fuerza de mil mares y el ímpetu del viento, pero no te dolerá, porque lo único en lo que podrás pensar es en esas manos por todo tu cuerpo. Agarrando tu cintura, tu cadera, tus nalgas, tus brazos...
Un empotrador sonríe a medias
Mientras piensan en cómo te van a poner para arriba, para abajo, para un lado y para el otro, mirando a Cuenca, Albacete, Teruel y La Coruña. Tú te quedas embobad@, porque esa sonrisa es del material del que están fabricados tus sueños.
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Un empotrador no necesitan invitación
Un empotrador sabe leer entre líneas, sabe ver las señales de tu cuerpo. Un empotrador no te va a preguntar si te apetece pasar la noche junt@s porque sabe de sobra que quieres, lo nota en tu respiración, en tu piel de gallina y en cómo lo miras atontad@. El empotrador te besará y tú ya te mueres ahí, in situ.
Un empotrador no bebe mucho
No verás a un empotrador borracho como una cuba, a no ser que esté en su noche de descanso, sin intención de empotrar a un alma inocente. Un empotrador sabe que demasiado alcohol puede afectar a la calidad del sexo, así que lo más posible es que se conforme con una copa y te invite a casa antes de que tú bebas de más.
Un empotrador no le tiene miedo a tus juguetitos
Un empotrador llega a tu cuarto, ve tu vibrador encima de la mesita y piensa “Vaya bien que nos lo vamos a pasar con tu juguetito”. Te verá como una persona sexy, decidida y que sabe cómo disfrutar del buen sexo. Enhorabuena, no solo por la noche de juegos que vais a pasar, sino porque lo has engatusado, granuja ;)
Un empotrador pasa de modas
Ni hipster, ni normcore, ni Borjamari, ni hippie ni leches en vinagre. Los empotradores no entienden de esas cosas porque saben de sobra que lo que mejor les queda son unos vaqueros (no pitillo, esos son difíciles de quitar) y una camiseta o camisa. No necesitan adornos ni florituras para matarte de ganas. De hecho, cuanta menos ropa, mejor.
Ejemplos de buen empotrador:
Gerard Butler (obviamente)
Adam Driver
Edward Norton (tirillas pero potente)
Ryan Gosling
Nico
Tom Hardy
Ben Affleck (JAJAJA NO)
Vincent Cassel
Harry Lloyd
Sean Bean (menos cuando muere en cada peli en la que sale)
Sean Penn
Miles Teller (con pinta de ser más joven de lo que es, pero elegante y serio)
Benicio del Toro
Clive Owen
Jonathan Rhys Meyers (¿veis? Un empotrador bajito)
Comprar empotrador
...
Y con estos datos tienes de sobra para identificar a un buen empotrador. ¡Ahora solo tendrás que conquistarlo! ;)
¡Descubre todas nuestras novedades!
Que el 70% de las mujeres y personas con vagina haya reconocido fingir un orgasmo alguna vez en su vida es un dato que no es nuevo para casi nadie. Y hacemos hincapié en el “haya reconocido”, porque el fingir no fingir también se puede dar y se tiene que tener en cuenta.
Ahora bien, ¿por qué fingen? Sabemos que el orgasmo no depende única y exclusivamente de la calidad de la relación sexual, y que el factor psicológico es superimportante. Pero con nuestros consejos, seguro que te será sencillísimo hacer que llegue.
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Que el 70% de las mujeres y personas con vagina haya reconocido fingir un orgasmo alguna vez en su vida es un dato que no es nuevo para casi nadie. Y hacemos hincapié en el “haya reconocido”, porque el fingir no fingir también se puede dar y se debe tener en cuenta.
Ahora bien, ¿por qué fingen? Seamos clar@s, sabemos que el orgasmo no depende única y exclusivamente de la calidad de la relación sexual y que el factor psicológico es superimportante. Pero con nuestros consejos, seguro que te será sencillísimo hacer que llegue.
1. El clítoris no es un timbre
O sí, así que no le des tan fuerte o terminarás fundiéndolo. El clítoris es uno de los puntos más sensibles y puede provocar que llegue en menos de un minuto, si sabes cómo.
Lo primero, localízalo bien: el clítoris es esa especie de perlita que marca el inicio de los labios. Lo segundo, el clítoris es algo muy personal, así que no a todo el mundo le gusta que se lo estimulen de la misma manera. Un dedo, dos, en círculos, toquecitos... ¡te toca descubrir qué le gusta más a tu compi de juegos!
2. No olvides los pechos
A todo el mundo le enloquecen los pechos, ya sean grandes, pequeños o medianos. Pero luego os olvidáis de ellos, los dejáis abandonados, botando sin rumbo. Y no, son cruciales. ¿Sabías que hay personas que son capaces de llegar al orgasmo simplemente con la estimulación de los pezones? Pues ya lo sabes.
Acarícialos, lámelos, mordisquéalos o incluso atrévete a probar accesorios para estimular los pezones de tu pareja. Verás cómo, en un segundo, tu compi empieza a encenderse. Y tú también.
3. El conejito de Duracell en la cama... NO
Y no es por lo de que “Y dura y dura y dura...”, eso nos parece bien –dentro de unos límites –, sino por lo de conejito. Para conseguir un ritmo constante, ya existe el otro conejito. Para todo lo demás, lo ideal es que te muevas con salero, con cambios de ritmo (que no con arritmia), y que tengas en cuenta las reacciones de tu compi de juegos. Y de aquí excluimos el clásico rapidín, superpasional e intenso, fuente inagotable de orgasmos. Y los sprints finales, por supuesto.
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4. El sexo es comunicación
No hace falta que tengáis una charla-coloquio después de cada coito. Pero sí que está bien que comuniquéis qué os ha gustado más, qué os ha gustado menos y qué os apetece probar porque lo habéis visto en una peli/revista/lo que sea.
También es crucial comunicar durante el sexo. Pregunta si le gusta así o asá, si se siente a gusto. Detalles bonitos que facilitan el flujo de información.
5. Haz que se sienta una deidad
A veces pecamos de inexpresivos durante el sexo. Si a ti te pone ver a tu pareja disfrutar al máximo, te aseguramos que a ella le pasa lo mismo. ¿Lo hace bien? Pues que se note.
Y es que no hay nada para llegar al orgasmo como sentirse una deidad del sexo, desead@ y de todo. Así que dile lo sexy que está, lo mucho que te pone y las ganas que tienes de hacer que disfrute.
6. A veces, menos es más
Por algún motivo, hablamos de la postura del misionero como si fuera lo peor del universo. Para gente sosa, aburrida, para quienes solo lo hacen por cumplir.
NO. Mentira cochina. El misionero es una postura muy común, sí. Y lo es porque es cómoda, íntima, permite una penetración profunda y un fácil acceso al clítoris. Si crees que a tu compi le cuesta llegar, empieza con una postura como esta, que os permita mantener contacto visual y estar muy cerquita. Y luego ya os revisáis el Kamasutra de arriba a abajo.
Eso sí, hemos dicho A VECES. Tampoco te apoltrones.
7. Cada persona es un mundo
Puede que a tu ex le encantara que le dijeras que l@ querías mientras lo hacías y que le acariciaras el pelo con dulzura. Pero también puede que a tu compi actual ese rollo no le vaya nada y que prefiera que, durante el sexo, le demuestres que estás al mando.
Hacerlo por primera vez con una persona es un poco como volver a perder la virginidad, pero menos torpe, eso sí. Así que daos un tiempo para conoceros en la cama, experimentad, descubrid qué se os da mejor hacer junt@s, y vuestro esfuerzo se verá recompensando.
8. El orgasmo no lo es todo
El sexo no es una carrera de fondo. Muchas veces las mujeres y personas con vagina fingen porque creen que, si no lo hacen, pensarás que no han disfrutado. Se puede disfrutar muchísimo del sexo sin tener un orgasmo; así que, si un día tu compi no llega, no te martirices, puede ocurrir. Lo que sí que es muy importante es que nunca seáis egoístas en la cama, porque esto es (como mínimo) cosa de dos.
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¡A disfrutar!
¿Alguna vez te habías preguntado cuándo se empezó a asociar la comida con la sexualidad? La respuesta es sencilla: desde el principio de los tiempos.
Y es normal. ¿Hay algo más sexy que mojar fresas en nata y saborearlas lentamente ante los ojos de tu pareja? ¿O que comer un plátano mientras miras fijamente a tu compi de juegos? La respuesta es no. Así que hoy no vamos a daros recetas afrodisíacas, porque el afrodisíaco seréis vosotr@s.
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¿Alguna vez te habías preguntado cuándo se empezó a asociar la comida con la sexualidad? La respuesta es sencilla: desde el principio de los tiempos.
La manzana que despertó el deseo y el pecado. La cereza, símbolo de la virginidad en muchas culturas. Las ostras, el chocolate, los higos, la miel, el jengibre... una larga lista de alimentos que relacionamos con el sexo y que, ya es inevitable, nos dan ganas de jugar con nuestra pareja.
Y es un hecho: ¿Hay algo más sexy que mojar fresas en crema batida y saborearlas lentamente ante los ojos de tu pareja? ¿O que comer un plátano mientras miras fijamente a tu compi de juegos? La respuesta es no. Así que hoy no vamos a darles recetas afrodisíacas, porque el afrodisíaco serán ustedes.
Empiecen con ostras
Las ostras siempre se han considerado un alimento afrodisíaco. ¿El motivo? Su abrumador parecido con los órganos genitales femeninos. Y en gran medida, por la manera en la que se consumen, casi como bebiéndolas. Empiecen la cena con unas ostras y pensando en lo que les gustaría estar haciendo en realidad.
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¿Quién necesita platos?
Se ha puesto de moda el Nyotaimori, comer sushi del cuerpo desnudo de una persona. ¿Por qué no probar algo parecido? No te estamos diciendo que pongas un filete de ternera encima de tu pareja y te lo comas, pero pueden jugar con frutas, con cava... Empiecen con pequeños lametones y terminarán temblando de ganas de que se termine la cena.
Jueguen
Imagina lo divertida que puede ser la cena si aprovechan para jugar al mismo tiempo. Un pequeño vibrador con control remoto será el complemento ideal a cualquier cena ligeramente subida de tono.
Pierdan los sentidos
Jueguen a taparse los ojos y adivinar qué están comiendo. O dejen que su pareja les dé de comer. Pueden sorprenderse mutuamente, darse un beso inesperado, morder su cuello... ¡Lo que más les guste!
Orgasmo a los postres
Después de un menú tan provocativo, podrán llevarse el postre a la cama. Quién necesita un tazón para las fresas con crema cuando se puede usar el cuerpo de la pareja. Pon crema en los sitios más deliciosos de tu compi de juegos, o directamente en su boca, y empieza con la que promete ser una noche muy placentera.
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Bon appetit!